La fecha de la Pascua cambia año a año, por ello se la denomina “Festividad Móvil”.
La misma determina la llamada Semana Santa para la Cristiandad y un tiempo de asueto para otros.
Su determinación es de carácter astronómico, ya que se tiene en cuenta el movimiento anual del Sol y las fases de la Luna.
Preguntas frecuentes referidas al tema:
¿Por qué la celebración de la Pascua no cae cada año en la misma fecha, como es el caso de Navidad, por ejemplo?
R. En pocas palabras, la respuesta sería la siguiente: porque en el siglo IV se decidió celebrar la Pascua de Resurrección después de la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera (vernal) en el hemisferio Norte (o sea el equinoccio de otoño en el hemisferio Sur) («equinoccio» es un día del año en el que el día y la noche tienen la misma duración. Esto sucede dos veces al año, en primavera y en otoño).
En efecto. De conformidad con el Antiguo Testamento la muerte y la resurrección de Jesús tuvieron lugar aproximadamente en el tiempo de la Pascua judía. Según los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas la última cena de Jesús con sus discípulos fue una cena de Pascua (Pésaj), mientras que, según Juan el Evangelista, Jesús murió el día de la Pascua (Pésaj). En aquella época, la Pascua judía se celebraba, siguiendo las prescripciones bíblicas en «el decimocuarto día del primer mes». Los meses del calendario judío comenzaban con la luna nueva, por lo que el decimocuarto día correspondía al día de la luna llena. El primer mes, Nisán, era el mes que comenzaba con la luna nueva de primavera. En otras palabras: la Pascua judía se celebraba el día de la primera luna llena después del equinoccio de primavera y por ello era una festividad móvil.
Como se deduce de fuentes antiguas, ello tuvo como consecuencia que, desde los primeros tiempos, los cristianos de diferentes regiones celebraban la Pascua en fechas diferentes. Ya a finales del siglo II, algunas iglesias celebraban la Pascua cristiana el mismo día de la Pascua judía, independientemente de si era domingo o no, mientras que otras la celebraban el domingo siguiente. A finales del siglo IV había cuatro métodos diferentes de calcular la fecha de la Pascua cristiana. Ante esta situación, el Concilio de Nicea, en el año 325, buscó una solución unificada que guardaría relación con la fecha de la Pascua judía. Para ello se fijó definitivamente la celebración de la Pascua en una fecha móvil.
¿Cómo se calcula, por consiguiente, la fecha de la Pascua?
R. El Concilio de Nicea estableció, en el año 325, la regla según la cual la Pascua se celebraría el primer domingo tras la luna llena que sigue al equinoccio de primavera (vernal) en el hemisferio Norte el de otoño en el hemisferio Sur.
¿Por qué a pesar de la regla nicena es universalmente válida, existen dentro del cristianismo
fechas diferentes para celebrar la Pascua?
R. En primer lugar, cabe destacar que, incluso tras el Concilio de Nicea, continuaron existiendo diferencias respecto de la fecha de la Pascua por el hecho de que el Concilio no dijo nada sobre el método que debería utilizarse para calcular la entrada de la luna llena y del equinoccio vernal.
Ahora bien, la verdadera dificultad que plantea actualmente esta situación tiene su origen en el siglo XVI, cuando el Calendario Gregoriano reemplazó al Juliano que se había establecido en el 46 a.C. Llevó cierto tiempo hasta que todos los países adoptaron el nuevo calendario (¡Grecia no lo hizo hasta principios del siglo XX!). Sin embargo, las iglesias ortodoxas aún continúan utilizando el Calendario Juliano para calcular el equinoccio de primavera y la luna llena que lo sigue. De ahí que calculen fechas diferentes.
¿Por qué se decidió reformar el Calendario Juliano? ¿Era necesario hacerlo?
R. La reforma del calendario llevada a cabo por el Papa Gregorio XIII era necesaria porque el Calendario Juliano, hasta entonces en vigor, no era exacto respecto a la realidad astronómica.
Es decir, que cuando llegaba el 21 de marzo, según el calendario, el equinoccio vernal
astronómico ya había tenido lugar.
El problema fundamental que plantea esta situación es que el año solar -es decir, el lapso que mide el ciclo completo de las estaciones, no tiene exactamente 365 días, sino 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Ahora bien, como era necesario dividir el año, por razones prácticas, en períodos de tiempo iguales, este problema se resolvió introduciendo años bisiestos.
¿En qué consiste la diferencia entre el Calendario Juliano y el Gregoriano?
R. La diferencia entre los dos calendarios consiste precisamente en la forma de resolver el problema que acabamos de mencionar. El Calendario Juliano lo hizo previendo un día bisiesto cada cuatro años. Sin embargo, con ello, el año del Calendario Juliano es 11 minutos y 14 segundos más largo que la vuelta real de la Tierra alrededor del Sol. Así pues, el año trópico y el cálculo del calendario difieren en tres días cada 400 años. El equinoccio real, por ejemplo, tiene lugar un día antes de la fecha prevista en el calendario. El Calendario Gregoriano trató de corregirlo acortando el año promedio del calendario. Y se introdujo una regla complementaria -apartándose de la regla del bisiesto del Calendario Juliano- según la cual los años múltiplos de 100, pero que no son múltiplos de 400, no serían bisiestos. Con esta reducción de los años bisiestos, el Calendario Gregoriano se acerca más a la realidad astronómica que el Juliano, aunque aún no es «exacto»: la diferencia entre la realidad astronómica y la fecha del calendario es así de sólo 26 segundos. Y para llegar a una diferencia de un día se necesitan 3.323 años. De momento, el Calendario Juliano tiene 13 días de retraso respecto del Gregoriano, y, en el año 2100, la diferencia será de 14 días. Es decir, la fecha del equinoccio vernal, que se ha fijado, según el Calendario Juliano, el 21 de marzo, y de la que depende la fecha de la Pascua, corresponde, según el Calendario Gregoriano, al 3 de abril. La reforma Gregoriana entró en vigor el 4 de octubre de 1582. ¡Al día siguiente sería 15 de octubre!
¿Se encuentran siempre una y otra fechas distantes dos semanas?
R. No. La separación entre las dos fechas de Pascua es diferente cada año. Puede llegar hasta 5 semanas. Aparte del hecho de que la fecha del equinoccio queda desplazada 13 días, hay que tener en cuenta cuándo comienza la luna llena. Porque si la luna llena tiene lugar dentro de los 13 días entre el equinoccio juliano y el gregoriano, la fecha de la Pascua ortodoxa será más tarde.
Además, existe otra dificultad al respecto, dado que, aparte del equinoccio, también el sol y la luna tienen una función que desempeñar. En el Calendario Juliano se calcula la entrada de la luna llena con ayuda del llamado Ciclo Metónico (un ciclo de 19 años, según el cual cada 19 años las fases lunares suceden en la misma fecha). Sin embargo, dado que ese cálculo tampoco es astronómicamente exacto, se producen desfases. Cuando esto se añade a la diferencia entre el equinoccio juliano y el gregoriano, puede dar lugar a una diferencia de hasta cinco semanas entre las fechas de la Pascua ortodoxa y de la Pascua en occidente.
Además, la regla nicena tiene una disposición que es muy importante para los ortodoxos. En esa disposición se establece que no se debe celebrar la Pascua «con» (griego: «meta») los judíos. Aunque es verdad que no está completamente claro actualmente para los teólogos que se entendía con esa disposición, el hecho es que la Pascua ortodoxa no debe coincidir con la fecha de la Pascua judía. Si esto sucede, la Pascua se aplaza una semana.
Pueden una y otra festividad coincidir en la misma fecha? ¿Cuándo se produce esta
situación?
R. Las dos fechas coinciden cuando la luna llena que sigue al equinoccio de primavera cae tan tarde que corresponde también a la primera luna llena tras el 21 de marzo según el Calendario Juliano. Esto no ocurre con regularidad. Sin embargo, se ha producido con frecuencia en los últimos años: 2001, 2004, 2007, 2010, 2011, 2014 y 2017, pero después será necesario esperar hasta 2034.
Qué son los Solsticios y los equinoccios?
R. Los equinoccios (del latín aequinoctium (aequus nocte), «noche igual») son los momentos del año en los que el Sol está situado en el plano del ecuador celeste. Ese día y para un observador en el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit (el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza, vale decir, a 90° respecto al horizonte). El trayecto diario del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden.
Ocurre dos veces por año: entre el 19 y el 21 de marzo y entre el 21 y el 23 de septiembre de cada año.
Como su nombre indica, en las fechas en que se producen los equinoccios, el día tiene una duración aproximadamente igual a la de la noche en todo el planeta.
Los equinoccios se usan para fijar el inicio de la primavera y del otoño en cada hemisferio terrestre.
Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor separación
(declinación astronómica) hacia el norte o el sur relativa al ecuador celestial en la esfera celeste, y la duración del día o de la noche son las máximas del año.
Astronómicamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima o mínima altitud anual, fuera de la zona intertropical (+23° 26’) o sur (−23° 26’) con respecto al ecuador terrestre.
Ocurre dos veces por año: en junio y en diciembre. En el solsticio de junio el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Cáncer y marca el inicio del verano en el hemisferio norte, por lo que, en este hemisferio el solsticio de junio, se llama solsticio de verano. En el hemisferio sur, marca el inicio del invierno. En el solsticio de diciembre el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio y marca el inicio del verano en este hemisferio y del invierno en el norte.